viernes, 14 de octubre de 2016

Ciclogénesis explosiva

Como la mayoría de las cosas que no hicimos, esta es una más. Pocas personas hay en esta vida que te quiten el hambre y tú eres una de ellas. Tampoco hay muchas con las que no se creen silencios incómodos, supongo que siempre estuve esperando a las que no eran más altas que yo. Mamá siempre me dice que soy normal.

Así que dijo que no era diferente, pero que tampoco era una más y no pude más que sonreír. Supongo que eso también me recuerda a ti. Si los lunes son viernes y los sábados no son más que fines de semana, dime acaso qué puedo hacer. Ya no tengo domingos entretenidos ni llevas las camisetas que te regalé. La vida es eso que pasa mientras esperas la nueva temporada de tu serie favorita.

Da igual que estemos solas si ella sonríe y yo bailo a chicos que no nos gustan. Las hay que te cambian la vida y de vez en cuando vienen a echarse un piti a casa. Gafas violetas y una noche de palco en el corazón. Como el día que nos creíamos afortunadas en la terraza de un kebab.

Dime ahora que no ha quedado bien, que te gustaría saber más de mi o que me echaste de menos cuando te fuiste. No te gustaba estar aquí, pero volviste para decirme que nunca te debías haber ido. Tampoco te escribí tantas cartas e incluso así reconozco haber roto alguna que otra foto. Al menos ya no sabes si estoy hablando de ti, de mí, de ella o de todas las cosas que dejaste para volver. Estás. Supongo que eso es lo que importa.

Eso, y que hoy esté lloviendo. No olvides apagar la luz del comedor.

martes, 4 de octubre de 2016

Últimamente

Todavía soy capaz de contarte todo lo que no te dije, pero no puedo decirte que seas todo lo que conté. Creía que no podía ser más triste, pero ha resultado ser horrible. Mientras los restos de tu tabaco siguen en mi terraza, la mitad de nuestros recuerdos están debajo del colchón. Seremos capaces de superarnos, aún podemos quedar mucho peor.

Bastaba con una sonrisa, pero siempre he sido de agachar la cabeza. Si te veo, ni siquiera me muevo. Una pena. Hoy suenan las mismas canciones, continúo con cada una de aquellas series y sigo prefiriendo la Fanta de limón. El resto es una basura, como mi relación con tu colchón.

No debería hacer falta explicarlo, pero todavía siguen preguntándome por qué. Me gusta quedarme con la cama pequeña, por eso siempre me toca dormir en el sofá. He hecho todas las cosas que dije que no haría y he recordado que a ti también te había olvidado. Quizá sea demasiado.

Ahora entiendo lo que me contaba. Recoger sus cosas de la habitación, dejar de cenar su comida favorita, leer todos sus libros, saborear cada trozo del último queso que dejó en la nevera, apuntar cada día sin su presencia, guardar los mensajes que nunca le mandó, borrar aquellos que sí que envió y aceptar que jamás iba a obtener respuesta. Cómo iba a haberla. Ni te imaginas lo difícil que resulta saludar a un extraño.